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200 este tal se dice que tiene el corazón duro como una piedra. El cuarto 1es el ,juicio del abandono, es decir, cuando Dios desampara ail hombre y le expone a toda tentación y pecado.» El salmo dice: «Cuando me faltaren las fuerzas, no me des– ampares, Señor. No te apartes de mí (8). El quin– to juicio de Dios es 1el de la disipación, cuando todas cuantas cosas hace el hombre son disi– padas. Nada habla rectamente, nada próspero, nada ordenado hace; antes bien, es inicuo todo lo que obra. El sexto juicio ,es la desesperación, esto es, ,cuando el Señor quita al hombre la ,es– peranza y •cree ,el hombre que está privado de la gloria ete•rna. De los tales se dice: «No teniendo ninguna esperanza, se •abandonan a la disolu– ción, para zambullirse con un ardor insaciable en toda suerte de impurezas. Este ,es juicio horri– bilísimo. E 1 l séptimo juicio ·es en la muerte, a sa– be·r, •el juicio de la condenación. Cuando muer,e el hombre en pecado mortal, -es separado para sÍ!empre de la gloria ·eterna, y su alma condenada al fuego eterno... » (9). He aquí ,el origen del temor santo de Dios. Nace de la ,consideración de la .sublimidad del poder divino, de la p,erspicaicia de la divina sabiduría y de }a severidad de la divina venganza. ¿Quién no temerá? ¿Quién no temblará ante los juicios de Dios, que castiga el pecado con la s,eparación eterna y el fuego eterno? Dice, el Apóstol: (8) Ps., 70,9. (9) s,. BUENAVENTURA, Los siete Dones, conatio II, n. 7~1i. Obras de s. Buenav., t. v, B. A. c., Madrid, 1914!8.

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