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199 3. 0 El tercer origen de~ temor de Dios es la considernción de la venganza divina. A.sí , s,e il.ee en Habacuc: <<Oí, oh Slefíor, tu anuncio, y quedé :1eno de temor. Oí, y se conmovieron mis ,entra– : 5.as; a tal voz temblaron mis labios» (6). ¿Quién no teme y Uembla. ante 1,a majestaid, la omnipotencia, la ciencia y los jui-cios de Dios? Por eso dic•e el salmo•: «Traspasa con tu temor mis carnes,· pues tus juicios me han Henado de ,es– panto (7J. San Buenaventura comenta esos j,uicios die Dios, y dice que, ,son siete: seis en la vida presen– te y •el ,séptimo ,es ,en la muerte, y 1 se duplicará. «El priimer juicio es 1 el de ,la atadura; porque el pecador, ,cuando peca, se de·spoja de los dones gratuitos y se ihie1.1e ,en los naturales. Y así s·e ata con dos cadenas, a ,saber, con 11a inclinación al mal y la dificultad para ,el bi•en. El segundo es ei de la obc·ec,ación, el cua,l es figurado en el libro de los Jueces, donde se .füice que .los filisteos, habiendo pr,endido a Sansón, le sacaron 1os ojos y le hicieron mo1er a la rueda de, una tahona. Pues a causa del pecado ttene 1 el hombre obs– curidad en la mente, de manera que nada tenga· por peca,do; pi,ensa que la luz es tinieblas y que las tinieblas son luz, porque ti,ene oegados los ojos ,e,spirituales. El tercer juicio de Dios es el de la obstinación, esto .es, cuando ni con promesas, ni 1 con amenazas, ni con azotes, ni ,con tormen– tos puede ,ablandarse el corazón del hombre. De (.6) Hab., m:, 2,1'6. (7) Ps., :1118,1'20.
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