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197 Paidre y procura tene 1 rle siempr,e ,contento y be– névolo. El temo,r de iDios, dice ,el ,Bolesiásti'co, es el prin– cipio de ,la ,sabiduría (1). Conserva el temor de;i Señor hasta el fin de tus días (2). Y de Tobías se dice que enseñó a su hijo a temer a Dios desde la niñez (3). El ,don del temor de Dios es un primer grado para la 1 construcción d-e nuestro edificio es.• piritual. 8e ,empieza a gustar de !Dios, cuando se empi,eza a temerle. El don del temor perf,ecciona las virtude 1 s de •la templanza y de la esperanza. Por la prime,ra se s,epara de todo lp que of.ende a Dios, ,evita todos [os extravíos de la naturaleza corrompid:a, rnprime las pasiones, domina 110s ape– titos, huye d,e ,los pecados y de todo lo que d.esagrruda a Dios. Por la esperanza alza ,los ojos al 1 cielo con respeto filial y confía que, como padre &,moroso, nunca le abandonará, ni permitirá que viva separado de él. 1 2. Raíces o principios del temor de Dios. -¿Ouál e1s ,el origen o la raíz de donde procede el temor de Dios? El Seráfico Doctor S. Bu,enav,entura respon– de admirablemente a esta ,cuestión y ,expone con claridad el origen o principio del temor de Dios en nosotros. Dic,e así: El temor de Dios nac,e en nosotros primeramente de Ja consi-d,eración de la sublimidad del poder divino; en segundo lugar, de la consiclemción de la perspicacia de la divina sa- (1) Eccl., I, ll6, (2:) Ecol., II, 6. (3) Tob., I, 10.
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