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190 arr-epiente. ,«;Non remittetur -ei, neque in hoc sae– culo, neque in futuro» (6). San Esteban decía a los que le lapidaban: Vos semper Spiritui Sancto resistitis. El Espíritu Santo habla a nuestros corazones, nos enseña la v,erdad, nos sugiere el bi,en que debemos cum– plir. ¡Ay del que r,esiste a estas intimas voces del más ,amante de los amigos! San Pablo gri– taba: «Spiritum nolite ,extinguere» (7). No que– ráis ,extinguir ,el Espíritu, suicidaros espiritual– mente, perder vuestra yiida sobrenatural... 2. No ,debe contris•tar al ·Espíritu Santo.~El Apóstol, escribie,ndo a los ,efesios, '.les dice: No– lite cont,ristare Spiritum Sanctum (8). iSe \le contrista con ios pecados venirules, con las faltas de'1iber.a,clas, con el apego a las criaturas, con la negligencia en -las observancias, ,con las condescendencias 1 en rros apetitos carnales... Es necesario reprimir ,con :ia mortifica'Ción las rebe– liones de la carne, que luchan contra -el Espíritu Santo... San Pablo dice a los 1°omanos: «Así, pues, he:rim.anos, deudores somos, no a la carne, de vi– vir s-egún la carne. Porque si según la ,carne vivís, habréis de morir; mas si con el ;Espíritu Santo ha– céis morir ,las fechorías de la carne, viviréis» (9). El amor a las cosas de ·la carne es la muerte del espíritu. De consiguiente, existe •entre la vida so- (16) Matt., 112,,312. (7) I Thes., V, 19. (8) Eph., 4;30. (O) Rom., 8, 12-13.

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