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186 tecismo cuántos eran los dones del Espíritu San– to. La Santa Iglesia hace frecuentes alusiones a esos dones: Tu septiformis munere. «Tú eres septiforme en tus dones», dice ,en el himno de Vísperas, en la fiesta de Pentecostés. En la Se– cuencia de la Misa de ,la gran solemnidad, la Ig1esia pide ail Espíritu Santo que nos dé ,e,]_ sagra– do septenario. Da tuis fidelibus, in te confiden– tibus, Sacrwn Septenarium. Entre los teólogos medievales no existe con– troversia acerca de la .exfatencia de los dones, pero se disputa mucho en cuanto a su naturaleza y ,específica diferencia de [as virtudes infusas. Santo Tomás y Juan Duns Escoto defienden que los dones son hábitos permanentes o disopsicio– nes habituaJes. Escoto dice que no se distinguen realmente de las virtudes infusas; Santo Tomás, San Buenaventura, Suárez y otros sostienen co– mo más probable la sentencia que afirma que los dones son hábitos realmente distintos de las virtudes infusas teologales y morales (3). En la vida práctica poco nos importan las dis– tinciones escolásticas; [o que más nos intere_sa es poseer, cultivar y aumentar 1esos dones precio– sos, para vivir [a vida de unión mística con Dios. II. EL ESPÍRITU SANTO OBRANDO El Espíritu Santo es el que da la vida y la ac- (3) Cf. J. DE GUIBERT, s. J., Theologia Spiritualis Asceti– ca et Mystica, n. 1412 b, p. 136, RomaJe, 1:939.
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