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183 dirección, según 1as normas que nos seña1a. Pero hay un momento en ,el que El mismo entra de una manera persona,! a dirigir y con instrumen– tos finísimos pone rasgos geniales en las almas. Nosotros, ayudados y dirigidos rpor ,el Espírivu Santo, vamos, poco a ;poco, con el ejercicio de las virtudes, destruyendo 1e1 hombrie, viejo y trazando en nuéstros corazones la imagen d:el hombve nue– vo, ,criado 1 en justicia y santidad. Pero llega el momento en que las virtud,es no son suficientes para r,eal!izar con primor '1a obra divina; ,enton– ces, el Espíritu Santo interviene con los delicados y preciosos instrumentos que los teólogos y mís– ticos llaman Dones del Espíritu Santo. Vamos a considerar: l. Qué cosa son los dones ,del Espíritu Santo. 2. El Espíritu Santo obrando. 3. Cómo se ,deben cultivar los dones del Espí– riitu Santo. I. ¿QUÉ COSA SON LOS DONES DEL !E:SPÍRITU SANTO? La vida sobr,enaitural, injertada ,en nuesw:a al– ma por medio de ,1a gracia habitual, para d:esar,ro_ llarse exig,e facultades dre orden sobr,enatural, las ,curuies nos concede Dios, y que se suelen llamar v,írtudes infusas y dones del Espíritu Santo. León,XIII dice que quien viv,e la vida dé ,1:a gra– cia y obra por medio de 1 1as virtudes, que en él hacen oficio de facultades, ha 1menester, ,ademfl,s,
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