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182 dición, atribuyen a cada una de Jas Personas al– gunas acciones especiales.. .Al Padre se le atr1- b111Ye la creación; rul Hijo, la redención, y al Es– píritu Santo, la santificación de las almas. El Espíritu Santo realiza la obra de la santi– ficación en las a 1 lmas de dos maneras: una, ayu– dándonos, impulsándonos y dirigiéndonos, pero de tal modo que nosotros conservemos la direc– ción de nuestra propia obra. ¿No •es obra nues– tra la realización de nuestros propios d•estinos? Por ,la Ubertaid somos ,los artífices de nuestra di– cha o los forjadores de nuestra desgracia. Ot11a manera de obrar es cuando el Espíritu Santo personalmente .toma 1 la dirección de nues– tros actos, cuando no solamente nos ilumina eón su luz, y nos calienta con su fuego, y nos marca el camino con sus enseñanzas, sino que El mis– mo se ,digna mov,er nuestras faiculba!des e im– pulsarlas para que realicemos su obra santifica– dora. [Para mejor comprender ,este modo de obrar imaginemos un pintor genial que va a realizar su obra. J;>ara e}lo se sirve de sus discípulos más aventaja,dos; él mismo les ,enseña a disponer la tela, los color,es, y aun }es permite que hagan la parte menos importante. Pero cuando llega a lo más fino, donde ha de manifestar su genio, el mismo pintor toma el pincel y traza los rasgos más delicados de ,su obra. El Espíritu Santo va a realizar ,en nuestras almas la imagen viviente de J,esús. Quiere que nosotros, ,como discÍ!pulos, trac,emos algunos rasgos, que trabajemos bajo su

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