BCCCAP00000000000000000000733
119 soy feliz con su pr,esencia ,en mí, que Ie amo, aun cuando no siento nada. Tornado Leónidas, después de bautizar a su l:ijo Orígenes, lo puso sobre la cuna y ibesaiba re– petidas veces puesto de rodillas, con reverencia, el pecho del niño. Su esposa, viendo aquel acto, creyó que el af-ecto y la pasión le hacían delirar. Leónidas, le dice: Qué, ¿quieres hacerte pagano adorando a nuestro hijo? No, respondió Leóni– das: yo adoro al Espíritu Santo, •el cual está en el cuerpecito de nuestro niño como en un tem– plo vivo (136). En el trono de nuestro corazón adoremos las Tres Divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que están en él por medio de la gracia santiücante. Caritas De·i di/fusa est in cordibus oostr·is per Spiritum Sanctum, qui datus est no– bis (137). San Ambrosio escribe: «Sicut Patris et Filii, ita 8piritus Sancti sumus ,templum» (138). A.Ima cristiana, vive en ese templo, adórnalo con las flores de las virtudes, perfúmalo con el incienso de la oración; ofréc-ele tus sacrificios, preséntale tus ofrendas puras e inmaculadas; alaba, bendioe y glorifica a tu Pios dentro de ti misma donde mora como en un trono. (136) Cf. COLOT.IIBO, GIOVANNI, Censieri sui Vangeli e snlle teste... Vol. II, pág. 197. Milano, 1943•. (W,'/; Rom., V, 5!1. (138) De Spiritu Sancto, 1.3, c.11, n.19.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz