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113 to, trasciende a la creación, grabando en todas ll:;..s . ,criaturas el sello eterno del amor trinita– rio (127). EPÍLOGO I. El misterio trinitario no es absurdo.-Existe un solo Dios. La fe nos ensefi.a que existen también Tres P,ersonas distintas. En este dogma no ihay contra,– dicció::1 ni absurdo. II. Revelación.-<E.sta verdad se encuentra ya implícitamente en el Antiguo Tesmen– to y explicitamente en muchos textos del Nuevo Tes– tamento. Está confirmada pox 1a Tradición de la igle– sia. III. La espiritualidad trinitaria se encuentra en la Bitlia, en los Padres Griegos y Latinos, ,en los H::,;colá3ticos, en la Liturgia, en la Hagiografía, y en laa ex:;;>eriencias místicas. IV. La espiritualidad tri– nitaria en la Orden Franciscana.-Aunque la espi– rituaLid,ad en la Orden Franciscana es más bien cris– io::éntiíica, sin embargo, también se •encuentr,aJ:1, ras- 5os y episodios de es 1 piritualidad trinitaria en San 9'ranc-isco, en Sa::i. Bu.enav,ent-ur,a y •en otros s,antos ie la Orden. IN.VOCACIONES Y AFECTOS :::>ios mio, Uno en Esencia y Tri:no ,en Personas, d:a– ne a conocer, de la manera que en este mundo es >Osible, este inefable misterio. Con un acto ct,e viva e quiero adorar, amar y glorificar ,a las Tres Divi- 1as Personas... _Propongo referir todas mis intenciones, tpensa– zzentos, afectos, deseos, obras y sacrificios a la ma– or gloria de Dios Trino y Uno. Obraré siempre en ombre y para gloria de la Sar¡,tísima Trinidad. (l:217~ C:f. loe..oit., p.fiil,. 8
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