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106 que llevamos en nosotros y por ser templos vivo.s del Pios vivo (117). La doctrina trinitaria, en cuanto mira a la ,espiritualidad del alma, se ,encuentra riquísima en la primitiva Patrología griega (.118). Esta espiritualidad en los Padres Latinos ha sido menos estudiada. Pero no faltan por ese testimonios suficientes para justifficar su exis– tencia. Se encuentra claramente en S. ,Ambrosic y en s. Agustín. Podemos distinguir idos imáge– nes o dos especies de trinidad naturail: mens, notitia, amor; memoria, intellectus et voluntas ... Si el espíritu humano ,es por naturaleza imágen de la Trinidad, su perfección consistirá ,en aseme. jarse siempre más a la misma, pensando siem– pre en Dios Trino y Uno, conociéndole siemprE mejor; amándolo con ,creciente perfección. La oración con que el Doctor de la Gracia concluyE el tratado De Trinitate: «]v.[eminerim tui, inte·– lligam te, diligam te» ... Luego no es sólo el teólo– go qu,e raciocina, es también el alma, que ,ena– morada, -canta el dinamismo de la gracia... Si de: esplendor de la era patrística pasamos de un salto al periodo de apogeo de la Escolástica, vere. mos a S. Alberto Magno, a Santo Tomás, a Sar. Buenaventura y otros muchos que r-eproducen ~ explican la doctrina agustiniana sobre la imáger (11'7,) Ibíd., 15,3; Phil., 7,2. (U8l Of. J. GRos : La divinisation du chrétie d'apre.i les Peres Grecs (París, 1938). P. GALTIER: Le Saint– Esprit en nous d'apres les Peres Grecs (París, 1938); P. GALTIER: Le Saint-Esprit en nous d'ap11es les Peres Grecs (!Roma, 1946).
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