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102 nidad en el bautismo de Jesús sobre el Jordán, dice: «Después de haber sido bautizado, al punto que salió del agua, he aquí que se abrieron los cielos y vió al Espíritu Santo que bajaba en for– ma de paloma y se ponia sobre El. Y al mismo tiempo se oyó una voz del ,cielo que decía: •«Este es mi Hijo querido en quien yo (el Padre) ten– go todas mis complacencias» (110). El valor demostrativo salta más a la vista en la transmisión de poderes que Jesús hizo a los ,Apóstoles, después de la resurrección, antes de salir de ,este mundo: «Los once discípulos se fue– ron a Oalilea, al monte donde Jesús les había ordtmado. Y en viéndole, le adoraron: ellos que antes habían dudado. Y acercándose Jesús les habló diciendo: <<Me fué dada toda potestad en el delo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo» (111). El •campo de la Tradición ,es inmenso. Tanto los SS. Padres como los simbolos, las ,confesiones de los mártires, las declaraciones auténticas del magisterio eclesiástico, la doctrina de los teólo– gos defienden y desarrollan este dogma funda– mental ,de la Iglesia. Habl:mdo a personas que rprofesan la fe catóUca es supe,rfluo alargarnos más ,en est,e punito. El estudio de este misterio es dificil y delicado Fácilmente se puede errar, si no se tiene mu-che cuidado ,en las expresiones. Dicie S. .Agustín (110) Matt., III, 16-17. (111) lbíd., 28, 16--0.:9.
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