BCCCAP00000000000000000000732
SACADO DE ENTRE LOS HOMBRES Amigos, hoy la tertulia empieza por una con– fidencia. Una de las cosas que más me impresio– nan en el sacerdote es que sea tan ((nuestro». Dios, que hace las cosas bien, no quiso escoger un áng-el como instrumento de su gracia. Escogió hombres de carne y hueso, con la inevitable huella del polvo humano en todas sus empresas. No comprendo por qué queremos enmendarle la plana a Dios, fantaseando hombres irreales, inexistentes, imposibles para darles el ministe– rio de la salvación del mundo. Dios -que hace siempre bien las cosas- no quiso en su altar un ángel. Quiso que los hom– bres sirvieran la vida divina a los hombres. En el altar las flores tienen una misión bella, pero no la conocen. El corazón humano les da calor y sentimiento a las flores. Los ángeles adoran a Dios, lo alaban, le dan gracias. Pero no tienen manos ungidas para ofrendar el cáliz. ¿ Por qué habrá escogido el Señor a los hombres para su servicio directo? ¿Por qué habrá preferido como sacerdotes a los hombres? Las razones de esta preferencia divina son, en parte, un secreto para el hombre. Nadie debe gloriarse de ser consejero divino. Sin embargo, saltan a la vista algunos motivos que -desde 3
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz