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además que hay modos muy <<discretos» de ladrocinio. Un ignorante: «Ustedes a lo suyo: sermonear, confesar, rezar». Los curas conocen también su «misión» en las aceras, en los espectácu– los, en la política. Y esto aunque haya cristia– nos ignorantes e ingenuos que quieran rele– garlos a las sacristías. La persecución de los envilecidos, de los hi– pócritas, de los lascivos es Una gloria para el sacerdote. Indica que no ha renunciado a la he– rencia de persecución que prometió Cristo. Quien quiera vivir sacerdotalmente como Dios manda ha de prepararse virilmente a ser maltratado. La participación más bella en el destino de Je– sús es el martirio. Si no creéis otros argumentos, ahí está la palma ele los mártires. Ahora mismo, mientras me leéis, hay sacerdo– tes encarcelados. ¿ Cuál es su pecado? La verdad de su palabra y la cruz de Cristo sobre el pecho. PERSONA Y MINISTERIO La ordenación sacerdotal no convierte al hombre en ángel. Lo que hace es "consagrarle", investirle de un poder sobrehumano. Podemos distinguir dos cosas: el hombre co– mo tal, su persona privada, con una familia hu– mana, un domicilio, un nombre registrado civil- 16

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