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BUSQUEDA SEÑOR, DAME COMPRENSION Dejaste el mundo a las discusiones de los hombres. Cada hcmbre es un mundo cerrado. Un universo aparte. Y con qué decisión y bravura reservamos el sitio propio. Es penoso, pero providencial. Tú lo sa– bes, Dios mío. Caida hombre tiene su temperamento, sus convicciones, su ambiente. No todos los paidres vrn la vida del mismo modo. La educación no está sometida a módulos rígidos. El roce es necesario. Y c~da uno tiene derecho a vivir de ideas propias. Por es<i es necesaria la comprensión, para "com– prender''. y atender las razones ajenas. Es preciso sa– ber escuchar al prójimo que ve las cosas desde su perspectiva. Es posible que esté equivocado. Como es posible que el equivocado sea yo. Quizá tengamos la razón repartida. En este caso las perspectivas se com– p:ementan. ·La visión del prójimo agranda y embelle– ce la mia. Dame lucidez para admitir con hombría lo bueno del hermano. Dame caridad para disculpar posibles errores. Que tenga la suficiente docilidaid para escuchar razones ajenas. Y el suficiente amor cristiano para "soportar" los disparates de los heterodoxos. Y para amarlos de verdad, a estos hombres que, por mucho que se equivoquen, son "próximos" míos. -96-

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