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P. Ca lasanz SEÑOR, DAME ACONTECIMIENTO Tú quieres que el cristiano esté en vanguardia. Siempre en la primera línea de los héroes. JExiges la declsión y el empuje de la suerte echada. Hay que permanecer vigilantes, como lobos marinos para ir en socorro del náufrago. No hay que llevar ni. ma– leta de viaje ni costosa impedimenta. Lo suficiente para no morir de hambre., Para esa vida de estrecheces necesito acometi– miento. Hazme inquieto, santamente impaciente y un poco ,extremado, &i quieres. Pero no cruel. Que una cosa es la noble rudeza en la lucha, sin contem– placiones: ni aspavierutos y otra. la crueldad. Dame espírjtu deportivo para abrazar al hermano que es mejor que yo y es más aplaudido, más Hamado, más esperado. Y que nunca maquine oscuros desquites con espíritu mezquino de revancha;s 1 personales. ¿Cómo te diría, Señor? Quiero ir hacia Tí, sin pensar que el camino es estrecho. Quiero labrar la heredad que me confías sin mirar atrás después de poner la mano al arado. Quiero ir. recto por la ca– ridad hacia el hermano que necesita ayuda y con– solación, sin pensar que la traición es, a veces el pre– cio de las buenas obra;s en el mundo triste de los hombres.. Qu;iero estar entre los primeros, entre los voluntarios, entre los que roturan el campo de las almas, no eri. él grupo de los "doctrinarios" ni en el de los burgues-es. Sea. - 89 -