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BUSQUEDA SEÑOR, POR. LOS ANTIPATICOS Cada vez me parece más impenetra,ble el mundo de las almas. Hay personas, que nos ganan el corazón en el primer contacto. Sin saber por qué tienen entrada franca en nuestro afecto. Y hay quien sin motivos evidentes nos resulta aburrido, pesado, antipático. ¡ Que expresiva la palabra "antipático"! Simpatizar es "padecer con", sintonizar con el prójimo, vibrar con él, comprenderlo, asociarlo a nuestra vida. Y lógicamente amarlo. Es como si hubiera un tendi:do de afirmación y de alegría comunal de corazón a corazón. Basta una mirada. Y nace una amistad que llena de optimis– mo una vida. Hoy te pido por los que me son antipáticos. Sin culpa suya a lo mejor, me resultan pesados y em– piezo a bostezar. Hay hombres somníferos, jover.ci– tas sosotas, compañeros que aburren al lucero del alba. Señor, que Iio me deje llevar de simpatías Y antipatías. Ya sé que los paganos obran por moti– vos de carne y sangre. Pero yo quiero hacer algo más meritorio. Quiero dar la impresión de agrado. De modo que el prójimo antipático crea que me hizo pasar un rato ·estupendo. Sí, Señor, aunque corra el riesgo de que me busque y me haga tragar mucha saliva. Sea. - 56