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BUSQUEDA SEÑOR, POR. LOS DORES :Me dan ganas de besar la mano del obrero, torpona encallada y sufrida. Pienso que tus manos, Dios mío, serían así: callosas, poderosas y humildes. Tus manos han hecho los milagi:os mayores. Bendijiste el traba– jo con ellas. Con elfas tomaste el pan eucarístico para quedarte con nosotros. Con tus manos acariciaste a los pequeñuelos. ¡ Cómo quisiera abrirme paso veinte si– glos para poner mis manos sobre las tuyas y sentir así su vibración, su intensidad, su gracia. Sin embargo la tarea es costosa. Hay peligro de que el duro bregar produzca callos en el alma. Y así se explica el alejamiento de Tí de los humildes. La pobreza se lleva como un peso insoportable y hace pupa en el corazón. Los pobres canonizados son tan rs,ros que nos vamos a quedar sin pobres "cristianos". Abundan ya los pobres que protestan su miseria y vi– ven cada vez más miserables. Señor, Tú que fuiste· pobre, danos amor a la pobreza. - 52 -