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P. Calasanz SEÑOR, DAME REMORDIMIENTO Por un don especial vivo diariamente contigo, En tu casa. En tu gracia. Soy como un niño que no se aparta del regazo materno. Soy como el niño rico que no ha experimentado nunca la penuria y la soledad del niño pobre, macilento y raquítico. Vivo la abundancia de tu amor sin saber que hay niños pobres con el ves– tido raido, y la conciencia rota. Mejor dicho, sé que hay hombres míseros, pero yo nunca padecí nece– sidaid. A pe,sar de todo sigo siendo pecador. Siento sobre mis venas una inclinación loca al mal que viste se– ductoras .galas. Me noto turbado por el mal, tan atrac– tivo en apariencia, tan dulce por fue·ra. Fuí concebido en pecado y la ley carnal tira violentamente hacia abajo, que es lo suyo, Vivo en gracia, como hijo tuyo predilecto. Soy rico en Tí. Pero puedo perder la cabe– za en un momento de ofuscación o de turbación. Lo sé, Dios mío. Te pido que, si algún día me salto el vallado prohibtdo en busca de la fruta vedada no olvides los ratos que _pasé contigo. Que me envíes un desengaño pa:ra cada pecado y un sabor amargufs-imo para cada mal paso en las sombras. Señor, no me castigues con la excesiva facilidad para el pecado. Dame un remor– dimiento saludable para que no pueda descansar sien– do enemigo tuyo. Remordimiento crudo para que vea lo que perdí. Hasta que vuelva a tus brazos. - 49 -