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BUSQUEDA SEÑOR., POR. LOS MORIBUNDOS Yo sé, Señor, que sufre la humanidad. Sufren los hombres. Y es lo que a mí me importa: que sufren los hombres, cada hombre. Entra en el misterio ·deLvivir. Mientras la música eleva sus sones paganos y la mu– jer luce estúpidamente su frivolidad, la muerte cum- . ple órdenes tuyas. Es tu enviada .. Ahora mismo, cuan– do te oro reaogido y esperanzado 1 un hermano mío, un hijo tuyo, sufre y lucha a brazo partido con la muerte. Tengo la costumbl'e de acom¡;>añar a los hombres a bien morir. Da una sensación tremenda de ·paren– teseo y de amistad compartir las últimas horas. Cuan– do se cansa el hijo, cuando ya no hay nada que hacer me queda una acción de caridad: recoger las últimas confidencias, el último avance de ,tu compasión, la po&trera palabra de un hombre... Señor, te pido que seas para mis hermanos mori– bundos. la ultima mirada, el último latido, el último beso... - 40 -

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