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P. Calasanz SEÑOR, DAME CORAZON Me ,tiemblan las palabras, Señor, en esta hora. Es que voy a pedirte corazón. Yo sé que me lo darás porque se lo has dado a todos los seres, a esos seres que me has recordado tienen menos valor que el hombre. Si le das corazón a la planta que ama y flo– rece cada primavera no me dejarás a mí sin él, ¿ver– dad, Dios mío? Dame corazón para que sepa amar y ser amado. Para que sepa comprender como Tú el amor de los mortales y bendecirlo. Dame corazón porque ser cris– tiano es tener a mano una limosna de car1dad. Yo creo en el amor desde niño. Mi vida es un pretexto de tu amor. De joven comprendí el amor preferen– te que nos has tenido. Como el discípulo del amor he creído - Tú lo sabes, Señor -, en tu Amor, en el Amor. Ahora vivo tu amor con un dulce sobresalto. Y he visto que la naturaleza está ·sembrada de tu .ter– nura. Me habla de tu amor el nido con pajarillos. Nunca le falta pluma suave y tierra humedecida al mir!o para construir su casa y para dar la vid!!, a