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BUSQUEDA SEÑOR, POR MIS ENEMIGOS Te voy a ser franco, Dios mío, yo no comprendo el odio. Comprendo la fragilidad, . sí, casi todas las formas de la fragilidad. Tierra al fín, hay que pa– gar un tributo a lo terreno. Yo sé que la tierra se .corrompe con las aguas estancadas. He visto que el vaso de arcilla se rompe porque es rompible y cru– je como el vidrio. Tengo la experiencia del mal como una pústula sobre el alma. Conozco la decepción de las amistades rotas. Me causan un malestar inevita– ble los "traidores" y los fariseos. Hombre de carne y hueso, he sentido el latigazo de los siete pecados capitales. Pero hay algo que no comprendo. Dios mío, y te doy gracias por ello. No puedo comprender el odio, ese asesL'1ato espiritual con que suprimimos interior– mente al hermano. Si todos somos hijos tuyos, per– tenecemos a tu familia. Padre nuestro Dios, que no haya riñas ni enemistades entre tus mismos hijos. Que muera pisoteada por el amor fraterno la víbora del odio. 32 -