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BUSQUEDA TU PALABRA, SEÑOR_ Tengo que confesar mi humillación porque no se hablar. Temo desvirtuar .tus palabras santas con un énfasis indebido. Ya lo sabes, mi Ddos. En nuestro mundo para subrayar la importancia de una cosa le 'ponemos adjetivos y acento enfá-tico. Al contra– rio de Tí que hablaste siempre con transparencia y con claridad, sirviéndote de la elemental poesía de las •Cosas vivas: un labrador que injerta vides, un pastor que pasta en la montaña, un señor que invi– ta a un banquete. Te pido esa bondad: primitiva de las palabras. Te digo con el poeta: "Que mi palabra sea--la cosa misma-, creada por mi alma nuevamente. Que por mi rnyan todos -los que no las conocen, a las cosas- Que por mi vayan todos -los que ya las olvidan, a las cosas-; Que por mi vayan todos -los mismos que las aman, a las cosas..." Dios mío, dame palabra de hombre. Palabra de caballero, que decimos. - 20 -

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