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BUSQUEDA SEÑOR, DANOS MADRES Ss:ñor, yo creo que viviste entre nosotros como hombre verdadero. Por amor del hombre. Pero sobre todo por amor de una mujer predestinada, elegida, predilecta, la bendita Santa María. Ahora vas a de– cirme-y perdona mi atrevimiento-cómo la imagi– naste Tú, qué molde nuevo pensaste para que fuera Ella. ¿Pensaste en la suavidad luminosa de la rosa? ¿Quisiste la -ternura de todos los corazones jun– tos de mujer? ¿Intentaste deslumbrar a las madres que can'. a– ban su canción de cuna? ¿O es que quisiste unos brazos de madre para dor– mir y para vivir? s ñor, todo lo haces bien. Tuviste la mejor mu– jer para madre tuya. Y fuiste tan bueno, .tan gene– roso, tan espléndido que nos la dejaste para consue– lo y guarda. Danos madres que sepan formar en el corazón infantil una imagen perfecta de Tí, ama– C:or de los hombres. - 16 -