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BÚSQUEOA SEÑOR, DAME INTERIORIDAD Me pasa como al niño poeta en sus versos. Voy por la feria del mundo y se me quedan los ojos en las ,eosas. Luego siento un dolor tremendo cuando me tiran del vestido para volver a casa. Igual que al niño, me gu11tan todos los juguetes. Todo me su– gestiona y me entretiene en las aceras, entre la gente. Y .temo siempre desparramarme en exceso. Por eso vengo hoy a suplicarte interioridad. Los seres elementales son "interiores". La rosa que abre su vida a la luz, la recoge a la noche misteriosa. La perla se retira al estuche de su caparazón, de con– cha. El sol oculta su roja herida en los horizontes lejanos. Esa es la interioridad, mi Dios. Que no vaya por el mundo vendiendo con frivolidad el capital s.agra– do de mi vida interior. Que no llame la atención de la gente aburguesada con vanos lamentos mujeriles. Que no disipe mi voluntad con vanos espectáculos fantásticos. Señor, que viva tan lleno de Tí que no me hie– ran las cosas de afuera. - 14 -

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