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BÚSQUEDA SEÑOR., DAME LIMPIEZA "Omnia munda mundis". Lo creo, Señor. Ya te dije en otra ocasión que aborrezco a los hombres con rnstintos de buitre, ávidos siempre de revolver la ca– rroña. Y a los que mancillan injustamente el nom– bre del hermano como el topo que deforma el cés– ped del prado. Hoy te pido limpieza. "Limpieza", óyeme. No afei– tes, ni caretas, ni disfraces carnavalescos que ocul– tan la suciedad interior. Quiero aborrecer el mal con violencia y con descaro. Que no haga asquitos a la viril barba nazarena para manchar luego el cuerpo con acciones deshonestas, que también sucede. Señor, tengo miedo de mancharme. El peligro es cierto, frecuente, fascinante. Y yo soy hombre, con apetencias .y fragilidades de hombre. Dame libertad para no pecar. Dame "fortaleza para desprenderme", de la tentación turbadora y de la carne incitante. Se– ñor, que. viva limpio, a pesar de las incitaciones a la suciedad: "Soy como un mno distraído-que arrastran de la mano-, por la fiesta del mundo. Los ojos se me cuelgan tristes-de las cosas...- ¡ Y qué dolor cuando me tiran de ellos!" Sí, Señor, Ei es preciso, lávame las manos y la cara y todo. - 102 -