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BUSQUEDA SEÑOR, COMO LA BRISA La desprecian con orgullo los hombres "prácti– cos". ¡Pobres! Y se me quedan riendo como si yo fuera un alumbrado o un demente. Señor, no saben que la brisa vale más que los billetes sucios de ban– co que se ganan con inquietud y se gastan quizá con frenesí. La brisa es más valiosa que la mitad de las cosas prácticas. Pero los "idiotas", los lascivos, los hombres prácticos no lo saben. Yo amo la brisa que corretea. ahora sobre las flores. El gatito gris la ama también y vive alegre con ella. El mirlo que canta sorbe en la brisa-flor deli– ciosa del jardín---el polen de su melodía. Yo amo a la brisa y la canto porque es buena. Además debe tener amistad íntima con mi corazón porque les he oído hablar en voz baja y susurrante. Parece que me hubiera oído ciertas penas hondas y me las ha pues– to música. Yo que amo los libros, abro de cuando en cuando las ventanas y llamo a la brisa para que me refresque y me inspire. Al acostarme le digo "hasta mañana" y ella me responde atenta desde la copa del castaño grande, que queda enfrente. - 100 -

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