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P. Calasanz SEÑOR, DAME SENTIMIENTO El hombre sin sentimiento es como el árbol que– mado por la helada. No da más que unas flores in– coloras y una fruta agria y cruda. Conozco al hom– bre sin sentimiento. No sonríe porque ha perdido la confianza en sí mismo. Mira de reojo porque teme la zancadilla creyendo que todos s,on tan fríos y malos como él. Siempre tiene reparos que oponer. Nunca una alabanza sincera salida del corazón. El hombre sin sentimiento es una verdadera des– gracia para la humanidad. Una vergüenza ser hu– mano cuando la humanidad ,puede ser terreno abo– nado para estos S8'1:es dañinos, duros, sin entrañas. Conozco al hombre sin sentimiento. Miente como un bellaco. Calumnia como un demonio. Si algún día llegara a perder el sentí.miento, Dios mío, que no sea indigno. Que no tome parte en las conversaciones ni en la vida d~ los hombres. Señor, que ,sienta .Y que sepa respetar los sentimientos aje'.' nos.
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