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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA abren horizontes insospechados y siempre nuevos. En cambio, los que permanecen inmóviles, "esclerotizados", atrapados en el esquema fijo de la rutina, se hacen estériles y pierden también lo que pretenden poseer como seguro de vida sólido y permanente. Trigésimo cuarto domingo del tiempo ordinario-Cristo Rey (Mt 25, 31-46) En este domingo de la festividad de Cristo Rey, la comuni– dad cristiana nos presenta la escena del Juicio Final, que es una llamada al dinamismo creativo, al seguimiento confiado y exi– gente: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, se sentará en el trono de su gloria", y reunirá a la humanidad en su presencia. Miles de pintores y escultores han representado el "Juicio Final" sobre la tela o la piedra. Nos hemos dejado fascinar por el deco– rado, la imaginería y el anuncio aparatoso de la última. y defini– tiva asamblea; y nos hemos equivocado. Jesús no quiso darnos un anticipo del Juicio, ni satisfacer la curiosidad con una página de literatura de ficción y estremecedora. La insistencia de Jesús no recae sobre el futuro, sino sobre el presente. Toda la variopinta escena del Juicio Final está construida en torno a la contraposición entre "hacer" y "no hacer". Culmina aquí el mensaje habitual del evangelio de Mateo: lo esencial de la vida cristiana no es decir, ni siquiera confesar a Cristo de palabra, sino practicar el amor con– creto a los pobres, a los extraños y a los oprimidos de cualquier forma. "Todo lo que hicisteis al menor de mis hermanos, a mi me lo hicisteis". El juez, es decir, Jesús de Nazaret, se identifica con , los más humildes y los más pequeños. Es un rey que vive bajo apariencias desconocidas: las apariencias de sus hermanos más pequeños. El juicio se limita a manifestar, por una parte, el sentido del amor plasmado en el Crucificado; por otra parte, revela la ver– dadera identidad del hombre. Solamente el amor a los hermanos le 93

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