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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO Dios; por otro, la obstinada y absurda infidelidad del pueblo. Dios espera uvas jugosas y sabrosas de la viña que con tanto esmero ha cuidado, es decir, correspondencia, justicia, rectitud, pero sólo recibe agrazones, esto es, infidelidades y apostasías. En semejante situación la viña será convertida en ruinas. En esta parábola evan– gélica se destacan dos ideas fundamentales y perennes: Primera, el pueblo elegido rechaza los planes salvadores de Dios, elimi– nando de en medio a sus profetas y dando muerte al Mesías. Segunda, el Reino será quitado a los israelitas y será entregado a los paganos, "un pueblo que lo haga fructificar". La parábola encierra una actualidad escalofriante y nos invita a vivir en ardiente y constante alerta, La civilización occidental, llamada cristiana, camina hacia su ocaso. Políticos y sociólogos comien– zan a darse cuenta. y lanzan llamadas apremiantes y patéticas de socorro. ¡Atención! Los hombres y mujeres no pueden vivir sin valores morales y religiosos. Vaclav Havel, expresidente de la república Checa, y antes luchador incansable y valiente en favor de la libertad contra el régimen inhumano comunista, escribió unas frases perfectamente actuales: "Si tuviera que expresar la razón de este estado de crisis, entonces diría que es probablemente la pérdida de seguridades metafísicas. El hombre moderno parece como si perdiese el respeto al orden de la existencia, a las cosas que están sobre él, y por ello también a sí mismo. El hombre, el ser humano está fascinado por el gigantesco, pero algo desequili– brado, desarrollo de una parte de sus capacidades, como si no fuera capaz de sobrellevarlas en proporción con las demás". El hombre occidental, materialista y hedonista, se ha erigido en norma y medida de todas las cosas, en dueño de la vida y de la muerte, cree estar en posesión de la ciencia del bien y del mal, y de este modo todo se altera en el orden moral, familiar, social, sexual y ecológico. Sin embargo, los planes de Dios han de seguir adelante, sus exigencias de verdad, de justicia y de amor. 84

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