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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORG-A gelio: justicia, libertad, compartición de bienes, paz, igualdad de todos los hombres y mujeres. Y esto es actuar, proyectar el Reino de Dios en nuestra martirizada tierra. La vida eterna, nos dice el evangelio, comienza aquí abajo. La clave de una segunda lectura de la parábola está en las palabras finales de la misma:"Os doy mi palabra que los publicanos y meretrices os precederán en el Reino de los cielos". Van dirigidas a los fariseos, engreídos y orgullosos, que se creían los únicos herederos de la salvación. Cristo quiere decir que no existen privilegios. La salvación ofrecida a todos sin distinción es de aquellos que aceptan el mensaje y realizan en sus vidas los designios de Dios. "Juan el Precursor- dice Jesús-vino a vosotros predicandoos el camino de la justicia y no le creísteis; los publicanos y las meretrices le creyeron. Vosotros, fariseos, ni des– pués de haber visto eso, os habéis arrepentido para creerle". Los fariseos escuchan, pero no admiten la fuerza renovadora del men– saje en sus vidas. Simbolizan a los modernos cristianos de nom– bre, de tradición, siempre dispuestos a decir que sí, pero cuando se trata del compromiso real y concreto esconden su fe de modo ver– gonzante. Dios no se deja engañar por las apariencias; viene de cuando en cuando a visitar su viña para darse cuenta de quién es quién, de quién es el ceremonioso diplomático y quién el trabaja– dor eficiente y consecuente. Vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario (Mt 21, 33-43) La parábola de los viñadores homicidas se entiende bien situándola, por una parte, dentro de su amplio contexto histórico, y, por otra parte, dentro del contexto de la historia de la salvación. La imagen de la viña, como símbolo del pueblo de Israel tiene amplias resonancias bíblicas; sobre todo el famoso canto de la viña del profeta Isaías que describe la accidentada historia del pueblo elegido. Por un lado está el amor ardiente y solicito de 83

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