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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTOR('rA · comunidad compuesta solamente de personas puras y perfectas. Es también un aviso a cuantos cacarean entusiasmados el fracaso de la fe cristiana y ponen en duda su valor transforrnante de indi– viduos y pueblos. Lo que constituye el centro de la parábola, lo que suscita la sorpresa y el escándalo de los obreros es el hecho de que la cizaña no sea arrancada ya, ahora mismo. Por eso pregun– tan indignados: "¿ Quieres que vayamos a arrancarla?" Con gran serenidad y prudencia les contesta el dueño del campo: "Dejad que crezcan las dos juntas, hasta la siega, no sea que al arrancar cizaña arranquéis también el grano" La presencia de la cizaña no constituye una sorpresa ni es señal de fracaso. Las raíces de la la cizaña y el trigo se hallan entrelazadas unas con otras. Muchas veces el plan de Dios no coincide con los puntos de vista huma– nos. La comunidad religiosa no se cierra a nadie. Existen siempre impacientes que querrían anticipar el juicio de Dios. Pero la Iglesia, pueblo de Dios, no es la comunidad de los salvados, de los elegidos, sino el lugar donde podernos salvarnos. Vosotros que hoy condenáis a un hermano, ¿estáis seguros de que no vais a tro– pezar en la misma piedra? Dejad de clasificar a las personas en buenas y malas, porque corno dice S. Agustín "muchos después de haber sido hierba mala, se convertirán en trigo". Una vez más se invita a la comprensión con los alejados, con los apóstatas y cobardes, una vez más se invita a la vivencia del amor que une y estimula a la fidelidad y al seguimiento de Jesús. La explicación que el mismo Jesús da a la parábola no es tanto una llamada a la tolerancia resignada y pasiva, sino una llamada a la acción, a la práctica del evangelio. En la comunidad cristiana hay muchas defecciones, muchas apostasías. En lugar de extrañarse y escanda– lizarse, cada uno debe situarse en el lado preciso y oportuno, por– que al final vendrá la selección: "Recoged primero la cizaña y ata– dla en haces para quemarla; en cuanto al trigo, recogedlo en mis graneros" Se trata de vida o muerte, de vivir para siempre en la luz o en las tinieblas. "Los justos, dice Jesús, brillarán como el sol en el Reino del Padre. El que oye, que entienda". 69

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