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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA masa. Nuestros contemporáneos, en la angustia, en el tráfago de una vida alocada, en la droga, en el erotismo, en el ruido infernal del tráfico diario, buscan un camino, un sentido a sus vidas, una razón de vivir, El auténtico discípulo ha de vencer la tentación de instalarse en la vivencia de una fe cómoda y a veces vergonzante. Como los apóstoles, tiene que marchar por el mundo, libre de equipaje, con generosidad, para dar respuesta a tantas preguntas formuladas por jóvenes y personas maduras. En estos tiempos de cultura arreligiosa ofrecida desde tantos centros de presión, del acoso planeado e institucionalizado a los únicos valores que pue– den dar sentido a la existencia humana, es necesario salir de las sacristías y proclamar con valiente coraje que Jesucristo está vivo, resucitado y que la auténtica revolución, la que ha de renovarlo todo, empezando por el corazón del hombre, no se hará sin Dios, se hará, por el contrario, en Jesucristo y por Jesucristo, venido para esto al mundo, para hacer presente y actual la gozosa noticia del apóstol Pedro a sus compatriotas: "En Cristo está la salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres". Duodécimo domingo del tiempo ordinario (Mt 10, 26-33) El pasaje evangélico que comentamos hoy encierra para los cristianos una exigente invitación a ser valientes ante la hostilidad y la incomprensión, ante el riesgo que entraña proclamar abierta– mente el mensaje evangélico. Se necesita valor para hablar claro, para no esconder la cabeza bajo el ala, para gritar la buena nueva de Cristo a los cuatro vientos. Por tres veces se emplea la expre– sión "no tengáis miedo". El miedo encierra a los hombres en si mismos, los aísla y destruye. Los países totalitarios adormecen a las gentes con la mordaza de la opresión. Los pueblos libres y ricos sufren el síndrome de la depresión absurda y se construyen 63

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