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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA en la celebración eucarística para animarse, para defenderse de un mundo hostil; se apartan de la gente como de un peligro. Un grupo de gente que tiene miedo a comunicarse, a salir, a proclamar su verdad, porque no han descubierto que dentro reina el vacío de Cristo resucitado. Pero no hay que tener miedo: Jesús hace su entrada forzando el círculo cerrado que ha creado el miedo a lo desconocido. Y Jesús sopla sobre ellos y exclama: "Recibid el Espíritu Santo". El Espíritu es la fuerza misteriosa y fecunda que vivifica, que ilumina, que empuja siempre hacia delante, remo– viendo a la comunidad, penetrando sutilmente dentro de cada uno para promover la proclamación del evangelio con la palabra y la. vida. El Espíritu, presencia creadora y recreadora de lo divino en la historia, impulsa a ver las cosas, las realidades todas con un "sexto sentido". Así la Pascua hace nacer a la comunidad cris– tiana, y todo nacimiento produce alegría por la nueva vida que ha llegado al mundo. Todo ello está compendiado en la obra que deben realizar los discípulos: Perdonar y reconciliar como funda– mento inconmovible de la verdadera paz. "Perdonar y reconci– liar", una expresión trasnochada y sin sentido para muchos de nuestros contemporáneos, cerrados a la transcendencia, pero que encierra una vivencia eterna y siempre oportuna. Sólo el que no quiere reconciliarse con el hermano quedará afuera y su pecado quedará retenido. El nuevo mundo que Jesús anuncia es un mundo reconciliado, unido fraternalmente, sin odios, sin abismos por razón de la raza, del color de la piel o por la condición social. Cada año la misa de Pentecostés comienza con este cántico entra– ñable y esperanzador: "El Espíritu del Señor llena la tierra". Dan ganas de gritar después de leer los periódicos, escuchar la radio o ver la televisión: ¿Dónde está el Espíritu del Señor? Violencia doméstica, asesinatos, opresión de los inocentes, terrorismo, nacionalismos excluyentes, ansias de poder, hambre y esclavitud de las naciones pobres. ¿Dónde está el Espíritu del Señor? 57

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