BCCCAP00000000000000000000728

REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANC'rELIO Sexto Domingo de Pascua (Jn 14, 15-21) El evangelio de este domingo nos ofrece una radiante y entu– siasta invitación, a la esperanza. Dice Jesús: "No os dejaré huérfa– nos, volveré a vuestro lado" La ausencia física de Jesús crea angustia e inquietud entre sus discípulos. ¿Cómo continuar su obra en un mundo hostil?. ¿Cómo interpretar las palabras del Maestro. ¿Cómo vivirlas en una cultura variopinta y pluriforme? ¿ Cómo realizar el mandato misionero de anunciar el evangelio a todas las Gentes? El evangelista Juan nos da la respuesta gozosa y esperanzada: la comunidad no queda abandonada y huérfana como el niño que ha perdido a sus padres; el Espíritu Santo, lla– mado defensor y abogado, vive dentro de la comunidad para ayu– darla a esclarecer, a recordar y actualizar el mensaje de Jesús. La palabra hebrea con que se designa al Espíritu significa aire, viento que purifica y conforta, que crea y rejuvenece. Así también la fuerza del Espíritu hará que convirtamos en fecunda realidad los valores del Reino, del nuevo orden inaugurado por Jesús: amor, justicia, fraternidad , alegría, paz y amistad. La fuerza del Espíritu iluminará cómo deben leerse los signos de los tiempos y descu– brirá cómo debe vivirse la fe en una cultura siempre nueva y cam– biante. Esto dice Jesús: "Si me amáis, guardaréis mis manda– tos."¿Qué significa amar a Jesús? Amar a Jesús quiere decir ni más ni menos: cumplir su palabra, su ley, resumida en frase lapi– daria: "Amaos unos a otros como yo os he amado" Toda la antigua ley de Moisés, todo los mandamientos, todas las normas de la Iglesia y sus prescripciones, toda la moral cristiana se resume y adquiere sentido pleno en esta nueva ley: "Amaos unos a otros como yo os he amado" Antes la ley era: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Ahora el amor al hermano es el mismo amor con que Cristo nos ama. Jesús concibe la vida de la comunidad como una 54

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz