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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANG-ELIO una llamada responsable a los pastores, pero también un toque de atención para todos los miembros de la comunidad, a fin de que sepan, por una parte, cuál es el espíritu de cualquier organización eclesial: parroquia, comunidad, escuela, grupos familiares, un espíritu de servicio y de comprensión constructiva. Y por otra parte, para que no se dejen seducir por las voces sibilinas de quie– nes intentan destruir el auténtico sentido profético del evangelio para un mundo materialista y materializado. Las palabras de Simón Pedro deben servirnos de orientación para comprender las parábolas de Jesús: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras que da vida eterna". Quinto Domingo de Pascua (J:r 14, 1-12) El evangelio de este domingo nos habla de esperanza, de esa esperanza que proporciona al hombre el placer de vivir, porque sabe que su vida tiene una finalidad y una razón. Resumiendo, Jesús pide a los suyos que desechen toda inquietud, toda angustia, que confíen en él, porque en la casa del Padre hay un sitio. Jesús va a partir hacia el Padre y ellos lo seguirán luego, porque ya conocen el camino. Pero ¿qué significa todo esto? ¿Cómo pode– mos conocer el camino? pregunta intrigado el vacilante Tomás. La pregunta refleja la inquietud y el ansia del hombre de todos los tiempos: ¿Dónde encontrar a Dios? El hombre es el eterno cami– nante que busca un horizonte nuevo, pero que se cansa de vivir, que está enfermo, que tiene hambre y sed, que camina por sende– ros que no conducen a parte alguna. Con diáfana claridad lo expresa León Felipe en uno de sus poemas: 52 "¡Qué solo estoy, Señor! ¡Qué soló y qué rendido, de andar a la ventura

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