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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO llega un viajero que les pregunta sobre el tema de su conversación. Y ellos entristecidos le cuentan lo sucedido en Jerusalén con Jesús de Nazaret. Por fin, el misterioso pasajero toma la palabra y les echa en cara su manera tan rastrera, tan demasiado humana de interpretar los hechos. Es necesario que comprendan que todo ha sucedido para que se realicen los planes de Dios. Se trata, pues, descubrir a través de la fe el misterio de la muerte de Jesús. Llegados a Emaús, el oportuno viajero se queda con ellos y se sienta a la mesa para compartir el pan. En ese momento se les abren los ojos y lo reconocen en el gesto de compartir el pan; pero cuando quieren reaccionar, él ya ha desaparecido. El evangelista, sin duda alguna, está reflejando la presencia de Jesús en la cele– bración eucarística con los moldes de una aparición de Jesús resu– citado. Para los discípulos actuales nos dice que allí donde los cre– yentes se reúnen para celebrar la eucaristía, allí está presente Jesús. Donde hay un pan compartido, allí está Jesús resucitado. En la escucha de la palabra y en la conmemoración de la ultima Cena los creyentes encuentran el lugar privilegiado de la presencia de Jesús resucitado. Pero para que esta presencia se realice de modo vital y eficaz no basta con repetir ritos y oraciones, fórmulas más o menos fijas. La celebración eucarística no es un espectáculo, es una mesa que se va a compartir; no es una concentración de perso– nas, es una comunión de vida en el amor y la justicia. Es precisa– mente Jesús resucitado el que hace que los discípulos de Emaús vuelvan a Jerusalén para reunirse con todos los discípulos antes dispersos e incrédulos y celebrar en común la alegre noticia: "¡Es una realidad!" Él ha resucitado y se ha aparecido a Simón. "Y ellos a su vez referían lo acaecido en el camino y cómo lo recono– cieron en la fracción de pan." Sólo la alegre noticia de la resurrec– ción de Cristo podrá sacar al hombre de su estado de frustración, del sentimiento del absurdo que lo atenaza y destruye. 50

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