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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA taquígrafos", exige una vida luminosa y transparente, auténtica y sincera; de lo contrario, sean cuales fueren las apariencias, segui– remos viviendo en el error y en la incredulidad. Cuarto domingo de Cuaresma (Jn 9, 1-9) El evangelista Juan va presentando la personalidad de Jesús y su función salvadora mediante símbolos y comparaciones senci~ llas y asequibles. Jesús es el agua que da vida eterna, el pan que sacia plenamente, el nuevo templo donde el creyente habla a Dios con sinceridad confiada. Y ahora el radiante símbolo de la luz que escenifica la esperanzadora invitación del Maestro: "Yo soy la luz del mundo, el que me siga no caminará en la obscuridad". Jesús se encuentra con un ciego de nacimiento; alguien que nació ciego. En la Biblia la luz es símbolo de la vida. Vive en tinieblas o está ciego el hombre que aún no ha encontrado el destino, el rumbo exacto de su vida. Jesús hace un poco de barro con tierra y saliva que según los antiguos tenia cierto poder curativo, le unta los ojos y lo envía a lavarse en la piscina de Siloé, que significa "agua enviada". El ciego va, se lava y vuelve viendo. El evangelista Juan ve en esas aguas el símbolo de Jesús mismo, el "enviado de Dios" que trae la luz al mundo. El ciego ve. Es como si descubriera por primera vez este mundo en el que se movía a tientas. Pero también empieza a creer. Conociendo a Cristo, le encuentra otro sabor a la vida, un sentido nuevo a su existencia. El mendigo, ciego y analfa– beto, descubre con claridad los planes de Dios sin rebuscados argumentos y raciocinios, simplemente porque abre su corazón a las maravillas de Dios y escucha su palabra salvadora; pero los expertos, los técnicos y tecnócratas de la religión no se ponen de acuerdo y permanecen a obscuras. Los ojos de nuestra carne, de nuestro espíritu son incapaces de ver a Cristo, el Hijo del Dios 43

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