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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO tentación tan actual como las dos anteriores: "Todas estas cosas te daré si caes a mis pies para adorarme". Es quizás la prueba más dura del hombre caminante: convertir en fin lo que solamente es un medio. La tentación pone a prueba la fidelidad de Cristo a su misión. Basta claudicar y postrarse ante los dioses que tienen forma de becerro de oro: "adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él darás culto". Si los tres evangelios sinópticos traen este pasaje desconcertante y extraño es porque no sólo servía para aclarar las ideas sobre Jesús y su mesianismo, sino porque servía también para aclarar las ideas de la Iglesia y su cometido. Segundo domingo de Cuaresma (Mt 17, 1-9) El evangelio de este domingo manifiesta de modo especta– cular y deslumbrante la identidad de Jesús y la naturaleza de su misión inabarcable. Con la Transfiguración Jesús muestra a los suyos el significado profundo y escondido de su persona y del camino que han de recorrer sus discípulos. Es en el monte -lugar elevado en el que según la tradición bíblica Dios se revela– d.onde Jesús deja entrever su verdadero rostro. La nube, la voz celeste, la presencia de Moisés evocan las teofanías, las manifes– taciones divinas en el Sinaí, y afirman que Jesús es el nuevo Moisés, el único legislador, maestro y profeta. El resplandor de su rostro, la transparencia luminosa y blanca de sus vestidos, sím– bolo anticipado de su resurrección, intentan revelar el significado transcendente de la vida de Jesús, su destino personal: Jesús, el que camina hacia la Cruz, es realmente el Señor, el Salvador. La gloria de Jesús solamente vendrá cuando haya cumplido su misión a través del sufrimiento y de la muerte, como coronación de toda 40

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