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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTOR~A historia, que vive conmociones y convulsiones psicológicas y reli– giosas desconcertantes, es una llamada gozosa a la esperanza y a la vigilancia. Más que preguntarse cuándo sucederá esto, qué acontecimientos anunciarán el gran día del Señor, los creyentes deben proclamar valientemente su fe, sin complejos, sin esconder la luz bajo el celemín, sino proclamando a los cuatro vientos la esperanza que da sentido a sus vidas, siguiendo la invitación del evangelio: "Con vuestra constancia salvaréis vuestras.vidas". Hoy más que nunca se hace cuesta arriba ser consecuentes con ciertos principios, permanecer firmes en una vida honesta sin dejarse arrastrar por la moda, por el oportunismo, por los cantos de sirena que anuncian un paraíso sobre la tierra, al margen del mensaje evangélico. Hoy más que nunca un fuerte oleaje, a veces tormen– toso, de corrientes ideológicas sacude y conmociona la seguridad de los creyentes; nuestro mundo parece un calco perfecto de la descripción evangélica: odios, enfrentamientos de razas y pue– blos, guerras, persecuciones de los cristianos a causa de su fe, con– culcación de los más elementales derechos humanos, exilios y cárceles. Por encima de tantas cosas que huelen mal aletea el Espíritu del Señor, como sobre el caos primitivo, y permanece la promesa de Jesús que nos lleva a la perseverancia esperanzada: "Ni siquiera, dice Jesús, un cabello de vuestra cabeza perecerá". Trigésimo cuarto domingo del tiempo ordinario: Cristo Rey (Le 23, 35-43) La Iglesia celebra este domingo la fiesta de Cristo, rey del universo. Nos presenta el texto evangélico de la crucifixión de Jesús que parece obscurecer la alegría y el carácter festivo del triunfo. Sobre la cruz un letrero dice: "Éste es el rey de los judíos". Las burlas y mofas de los jefes judíos encierran una profunda y gozosa realidad: es precisamente sobre la cruz donde el misterio de 245

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