BCCCAP00000000000000000000728

COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORG-A Trigésimo segundo domingo del tiempo ordinario (Le 20, 27-38) Una vez más el evangelio nos habla de la singularidad de la religión de Jesús, de la perennidad de su mensaje liberador. Y lo hace respondiendo a las preguntas, a veces insidiosas, de los con– siderados maestros de la ley y de las tradiciones patrias. En este caso la pregunta refleja la diferente postura de los dos principales grupos de la religiosidad judía: los saduceos y los fariseos; algu– nos saduceos, que niegan la resurrección , le dicen: "Supongamos que los muertos resucitan; si es así, el problema es insoluble para la mujer, que según la ley del "levirato", tuvo sucesivamente hasta siete maridos, ¿de cuál de los siete será esposa?". Pero Jesús no se deja atrapar en los términos de una casuística barata. Su pregunta tiene una doble vertiente relacionada entre sí: Por una parte, res– ponde a la pregunta esencial de todos los tiempos de la historia: ¿sigue viviendo el hombre después de haber dejado esta tierra? ¿hay vida después de esta vida? La respuesta de Jesús es clara y tajante: los muertos resucitan ciertamente, porque Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; es inconcebible que haya creado al hombre sediento de vida y luego lo abandone a la muerte. Por otra parte, a los fariseos que conciben la resurrección demasiado material y en términos supersticiosos, lo que provoca la sutil iro– nía de los saduceos, Jesús les aclara: la vida de los resucitados será tan distinta y tan nueva que no admite comparaciones con el pre– sente, preguntarse por matrimonios y cosas por el estilo es una manera burda de considerar realidades que están en las manos y designios de Dios. Lo importante y decisivo en el mensaje evan– gélico es descubrir cómo a través de imágenes culturales distintas, el hombre se resiste a diluirse en la nada. De nada valdría la exis– tencia de un Dios "ocioso" que nos hubiera arrojado al mundo para después prescindir de nosotros y olvidarse de nuestro anhelo más angustioso y entrañable. La sencillez del mensaje de Jesús no 243

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz