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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO en pecador público y, por tanto, apartado del culto y demás bienes religiosos judíos. Ha conseguido una gran fortuna sin escrúpulos de ninguna clase, lo que hace más difícil su situación frente al mensaje de Jesús. A pesar de todo, Zaqueo busca a Jesús como la salida airosa de su vida y la respuesta tranquili– zante a sus angustias. Desafía las burlas y las risas sarcásticas con tal de ver a Jesús. Y Jesús se acerca a él, lo mira con mirada selectiva para ofrecerle lo que parecía imposible: su salvación como hombre, como hijo de Abrahán y como ser social. Jesús le dice a Zaqueo: "baja pronto porque hoy tengo que quedarme en tu casa" y los dos se van juntos en medio del escándalo general. Zaqueo vence la barrera vergonzante del "qué dirán" y sigue decididamente a Cristo. Todo un ejemplo para el cristiano actual que no sabe desafiar el ridículo, vencer la vergüenza, romper con los esquemas y los convencionalismos sociales cuando se trata de confesar públicamente a Jesús. Al contacto con Jesús, Zaqueo se encuentra a sí mismo; su vida toma un rumbo nuevo; todo cambia: su escala de valores, sus relaciones "interpersonales, su manera de entender la riqueza y el dinero. Su transformación no permanece en el campo de las ideas, sino que tiene repercusio– nes de compromiso real y tangible en el campo de la justicia y del amor. Reparte la mitad de lo que posee entre los pobres y res– tituye tres veces más lo estafado. De este modo se realiza en él lo esencial del mensaje de Jesús: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Para vivir el evangelio hay que perder para ganar, morir para vivir, sufrir para gozar, renunciar al "tener" para lograr "ser". En Zaqueo se refleja el drama de muchos hombres, impulsados por la sociedad a desempeñar el papel de nuevos ricos, es decir, el papel de "felices desdichados'\ También el rico es un hombre que debe abrirse a la acción salvadora de Dios, porque el evangelio no es una proclama revolucionaria, sino ale– gre noticia para pobres y ricos. 242