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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTOR0A misericordia con sus hermanos. El publicano, recaudador de impuestos para el opresor romano, vive lejos del Templo y de los ritos. Pero cuando se decide a postrarse ante Dios lo hace tal cual es, sin pretensiones, sin exigencias, descubriendo su miseria, la indigencia de su corazón, y pide ser llenado de gracia y de miseri– cordia. El amor de Dios se convierte en perdón, en liberación, por– que ha encontrado un corazón que muestra lo que es, y que desde esa realidad intenta ser más persona, más "él mismo". Como con– secuencia, dice el evangelio, éste volvió a su casa justificado, por– que todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". Humillarse significa sobre todo meternos dentro de nosotros mismos y preguntarnos por qué vivimos y trabajamos, cuáles son los motivos que fundamentan e impulsan nuestra exis– tencia. Esta parábola, profunda y entrañable, nos invita a quitarnos tantas máscaras y caretas que nos impiden encontrarnos con nues– tra propia imagen. Una vez más Jesús nos dice que el rito, las for– mas externas de religiosidad, el culto mismo, por espectacular que sea, de poco sirve si nuestra conducta personal, social y comunita– ria no discurre por los caminos que nos traza el evangelio. Trigésimo primer domingo del tiempo ordinario (Le 19, 1-10) El encuentro de Zaqueo con Jesús es una de las escenas más singulares y entrañables, más aleccionadoras de todo el evangelio. Jesús recorre Jericó, una ciudad situada en el amplio y espacioso valle del río Jordán, con frescos manantiales y abundantes planta– ciones de palmeras, de sicomoros; un árbol, el sicomoro, cuyas hojas se parecen a las del sauce y cuyos frutos recuerdan a los higos. Aquí vive un hombre llamado Zaqueo, jefe de los recauda– dores de impuestos para los opresores romanos. Esto le convierte 241

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