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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA judías está excluido de la salvación, comprende que Dios se ha hecho el encontradizo en el camino de su vida. Y Jesús le dice: "Levántate, vete, tu fe te ha salvado". Ante Dios ya no hay privile– gios de raza, de pertenencia a ésta o aquella institución; lo que salva es la fe, la decisión y la entrega a la palabra de Jesús y a la acción salvífica de Dios a través de él. Pero esta fe no sólo se cen– tra en ritos, en fórmulas bien rimadas de oración; ha de ser una fe encarnada , que prolongue en el espacio y en el tiempo la obra de la Resurrección, de la renovación del hombre y de la sociedad. Creer en Jesús es levantarse, como el leproso samaritano, resurgir como hombre nuevo, servirse del don que Dios brinda para hacerse servidores de los hermanos. Vigésimo noveno domingo del tiempo ordinario (Le 18, 1- 8) La parábola de la viuda impertinente y perseverante en sus exigencias ante el juez es una llamada apremiante y esperanzada a la confianza en el poder salvador de Dios. Un buen día el juez se ablanda: "Verdad es, dice el juez, que no temo a Dios ni respeto a nadie; con todo, como esta viuda me importuna tanto, le haré jus– ticia para que no me dé más quebraderos de cabeza". Al principio de la parábola se adelanta la moraleja de la misma: "hay que orar siempre y no cansarse nunca; porque ¿no hará el Señor justicia a sus elegidos que claman a él día y noche?". La confianza en este Dios de justicia debe animar a los cristianos a perseverar en la práctica de ciertos valores que a la larga transformarán las relacio– nes interhumanas, crearán un nuevo estilo de vida y alumbrarán una nueva aurora. La historia avanza, la cultura cambia y los siste– mas políticos evolucionan de tal modo que vislumbramos una nueva humanidad. El cristiano, con su creación perseverante, con su ilimitada confianza, debe contribuir a la aparición de un mundo distinto y más perfecto. Rezar no es cruzarse de brazos en una 239

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