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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCi-A que sigue obsesionando a muchos creyentes. AJesús le preguntan: "¿Son pocos los que se salvan?" Y cada uno se aplica así mismo la pregunta: ¿Estaré yo entre estos pocos? La angustia y la incerti– dumbre intentan turbar nuestra tranquilidad. Nosotros, hombres de la estadística, de las encuestas y del tanto por ciento, contestarí– amos haciendo cábalas y precisiones matemáticas. Quizás el sesenta por ciento, tal vez el ochenta, según las épocas, regiones y grupos humanos. Se buscan siempre recetas y fórmulas exactas, seguros de vida que garanticen la salvación y disipen nuestra ansiedad. La respuesta de Jesús es clara y tajante: No hay fórmu– las mágicas de salvación, pero, al mismo tiempo ofrece una señal segura que orienta y calma nuestra angustia: "esforzaos, dice, por entrar por la puerta estrecha". Es una llamada a la acción, al segui– miento tras las huellas de Jesús. "Esforzaos": como el deportista que agota sus fuerzas con tal de llegar el primero a la meta, el cris– tiano debe someterse a un constante entrenamien:o que le permita pasar la angostura que conduce a la vida. El Reino de Dios tiene una sola puerta, que no es fácil ni amplia, pues exige a todos, sin distinción ni privilegio alguno, el cambio interior, un cambio pro– fundo y constante. No basta pertenecer a una determinada comu– nidad religiosa, recitar cierto número de plegarias, cumplir un determinado número de preceptos, porque "hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos". La mera pertenencia a una institución religiosa, a un pueblo elegido para transmitir los valores religiosos, no garantiza la sal– vación. De hecho, ya en tiempos de Jesús muchos rechazaron la puerta estrecha y prefirieron acogerse a sus privilegios políticos y religiosos. Los que parecían más alejados de las i::istituciones fue– ron invitados a sentarse a la mesa del Reino, porque los que se cre– ían con derechos indiscutibles serían relegados y los que parecían relegados serian incorporados. "Vendrán de Oriente y de Occidente, dice el evangelio, del norte y del sur, y se pondrán a la 229