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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTOR(i-A madora de la realidad. Cuando nuestros padres miraban al cielo, quedaban contentos. Nuestros contemporáneos ya no quieren bus– car el cielo entre las nubes. Hay que decirles, no obstante, que el cielo, aunque transcendente, está en cualquier calle. Nuestro cris– tianismo es una historia y nuestra fe un compromiso con la histo– ria. También la breve parábola del administrador fiel y prudente entiende la vigilancia cristiana en un sentido dinámico y compro– metido. La tarea fundamental del administrador consiste en distri– buir la ración de trigo a los sirvientes de la casa. Una llamada a la acción, al compromiso activo y fecundo. En todo este pasaje se habla de entrega y de responsabilidad: "A quien mucho se le ha dado, dice el evangelio, se le exigirá mucho, y a quien más se le ha entregado, más se le pedirá". Cada uno debe responder a la misión asignada con lo que ha recibido, mucho o poco. Ser consecuentes con las consecuencias de nuestra opción evangélica es una tarea personal e ineludible, que no admite paralelismos, ni tráfico de influencias, ni apoyaturas que nos mantengan en vergonzante infantilismo. Vigésimo domingo del tiempo ordinario (Le 12, 49-, 53) Palabras desconcertantes las de este evangelio. Jesús, se nos dice, viene a traer fuego a la tierra, a sembrar la división en las familias, a enfrentar a los padres con los hijos y a los hijos con los padres. En fin, a provocar el caos más destructor en las relaciones familiares e interhumanas. Pero no nos alarmemos puerilmente. La propuesta de Jesús encierra un luminoso y fecundo mensaje de unidad, de concordia y de renovación. El fuego simboliza la fuerza de Dios que irrumpe en la historia mediante la palabra interpelante y salvadora de Jesús, que destruye todo aquello que esclaviza al hombre e inaugura un nuevo estilo de vida. El fuego quiere purificar la inercia de unos hombres y mujeres que se sien- 227

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