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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO tianas. Por esto, los "Evangelios son en sentido directo fuentes de la predicación sobre Cristo en la comunidad primitiva, y en sen– tido indirecto fuentes de la historia y la enseñanza de Jesús. Los Evangelios no son una "crónica" ni una "biografía" de Cristo, sino escritos de predicación. Este aspecto explica, al menos en parte, los diversos modos de proponer un mismo hecho o escena; pues, como decimos más arriba, el mensaje se propone, se actualiza, se interpreta en función de los condicionamientos y problemas tanto internos como externos que viven las comunidades cristianas. Actividad de los evangelistas Los autores de los evangelios, es decir, los evangelistas, no deben ser considerados como meros coleccionistas que van pegando mecánicamente el material de que disponen. Son ante todo verdaderos autores activos y libres, que dan fisonomía propia a su escrito, imprimen una estructura, una finalidad: cada uno de ellos emplea los materiales de un modo peculiar y propone una teología a través de un estilo personal. Para comprender, pues, cada uno de los evangelios hemos de esforzarnos por averiguar en qué situación concreta se halla el autor, la finalidad teológica, cetequética, apologética que le mueve a escribir; cuáles son los problemas de toda índole que vive la comunidad en que escribe y para la que escribe el evangelista. Los títulos al principio de cada evangelio, por ejemplo, "según Mateo", pertenecen a los siglos segundo y tercero. En la Iglesia estuvo siempre viva la conciencia de que sólo existía una Buena Nueva de salvación traída por Cristo y predicada por los apóstoles. Esto explica que, a pesar de la pluralidad de libros, se continuó hablando de un único evange– lio. Los escritores antiguos, para indicar la unidad del mensaje, hablan de los cuatro libros de un solo Evangelio, o del "Evangelio en cuatro formas". 20

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