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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANC'rELIO vencidas contra el egoísmo, la mentira, la injusticia, la opresión en todas sus manifestaciones, abiertas, unas, sutiles y soterradas otras. Si el creyente, temeroso y pusilánime, calla, si la comunidad cristiana calla, ¿qué sentido regenerador tiene la muerte y resu– rrección de Jesús? Las densas y breves palabras del evangelio de este día nos dicen que el proceso regenerador no terminó con el Jesús histórico. Toda la actividad cristiana como tal, pues no hay círculos privilegiados de "portadores oficiales del Espíritu", debe ir viviendo y actualizando la causa de Jesús. Realizar el programa salvador de Cristo es tarea constante y comprometida de la comu– nidad entera y de cada uno de sus miembros. La comunidad cris– tiana debe, pues, vivir en permanente escucha del Espíritu. Esto impedirá que la fe se anquilose en fórmulas y esquemas de otros tiempos, en ritos trasnochados, y hará que el cristiano vaya descu– briendo, con dinamismo creador, nuevos caminos. "¡Cuántas bra– sas, escribe un autor francés, que parecen muertas, ocultan sin saberlo fuegos adormecidos que querrían danzar! ¿Quién remo– verá la ceniza? ¿Quién soplará?" Festividad del Co:rpus Ch:risti: El Cue:rpo de C:risto (Le 9, llb-17) Hoy celebra el pueblo cristiano la fiesta del Corpus Christi, el Cuerpo de Cristo. Fiesta entrañable y triunfal, porque Jesús, oculto sacramentalmente en el misterio de la Eucaristía, se pasea por calles y plazas para recibir el homenaje entusiasta de la multi– tud creyente. Esta fiesta, pletórica de luz y color, nos dice que la historia entera y el destino humano se clarifican y amplifican en el desconcertante silencio de la eucaristía. Por eso, desde los oríge– nes la celebración dominical se convierte en la gran fiesta de la identidad cristiana, porque en ella los creyentes encuentran razo– nes válidas para vivir y para esperar. 212 .

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