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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANC,-ELIO las puertas cerradas y, por otra parte, un ser tan material que puede ser identificado con facilidad. Ya no podemos, para explicar la escena, perdernos en disquisiciones bizantinas, como preguntar acerca de qué substancia era el "cuerpo resucitado" de Jesús o acerca de las cualidades humanas que poseía. Debe acudirse a la composición teológico-literaria: el evangelista se halla ante el problema de tener que hablar de una vivencia impalpable, pero al mismos tiempo, hacerlo de modo palpable y asequible a todos. Para ello el evangelista usa el relato simbólico que hace compren– sible el contenido ideológico de las imágenes empleadas. Tras la muerte de Jesús, los discípulos viven desconcertados y se cierran sobre sí mismos para lamentarse, protegerse y aislarse, acobarda– dos y pusilánimes. De pronto Jesús hace su entrada forzando la cerrazón de los suyos. Nadie lo ha llamado ni le ha abierto las puertas; pero la fuerza del Resucitado supera todas las barreras. En el plano del simbolismo lingüístico se puede decir: aunque el miedo y la cerrazón son grandes, el Resucitado tiene la capacidad de penetrar a través de las puertas cerradas, porque posee la natu– raleza de una realidad espiritual, que caracteriza su nueva presen– cia en la comunidad de discípulos. Su saludo es ya un proyecto de vida. En esa paz está ya com– prendida la reconciliación que abarca el mundo entero. Con la aparición de Jesús enlaza también Juan el acto fundacional de su comunidad, de su pueblo, de su iglesia. "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". Según el cuarto evangelio, Jesús es simple y llanamente el enviado y el revelador de Dios. Si ahora delega su propia misión, quiere decir que surge la comuni– dad de los discípulos para proseguir la misión y, por consiguiente, la autoridad de Jesús en el mundo. Ligada a la misión está la dota– ción para realizar dignamente el encargo: "Y dicho esto, sopló y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo". El soplo o aliento" recuerda la creación del hombre primitivo, donde el soplo"("ruaj") signi- 202