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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANG-ELIO Quinto domingo Cuaresma (Jn 8, 1-11) Los escribas y fariseos , representantes del más puro radica– lismo, presentan a Jesús una pobre mujer sorprendida en flagrante adulterio. Una vez más los defensores intransigentes de la ley y de la prescripción deshumanizante tienden la trampa a Jesús con per– fidia calculada: "Esta mujer ha sido sorprendida en el adulterio"; Moisés nos manda apedrear a semejantes mujeres. ¿Qué opinas tú? Si la condena, Jesús perderá la aureola popular de hombre bondadoso y misericordioso, amigo de los pecadores y margina– dos. Si la absuelve, lo acusarán de subversivo transgresor de la ley, lo tacharán de hereje. Como siempre, Jesús sale airoso desen– mascarando la malicia y la hipocresía de sus interlocutores. "Aquél de vosotros que no tenga pecado que arroje contra ella la primera piedra". A los fariseos lo único que les importa es la apli– cación fría y despiadada de la ley, sin comprender que el espíritu de la ley no es destruir al hombre culpable, sino recuperarlo para la sociedad. Ahora es Jesús mismo quien les tiende el lazo. El hemiciclo se va vaciando de acusadores. Pero Jesús cree en la mujer, confía en ella y la espera con un silencio digno y respe– tuoso: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?". Por fin, ante ella hay un hombre que la mira sin desearla, que le habla sin despreciarla. Quizás él, como hombre inocente, tiene derecho a lanzar la primera piedra. Sin embargo, Jesús añade: "Tampoco yo te condeno". Es suficiente una mirada limpia, una palabra sincera, un gesto de amigo para poner a una mujer en pie y transformar su existencia. Hacerla el regalo de la confianza quiere decir permitir a una criatura rehacer su vida, recuperar el norte de su existencia". Vete, desde ahora no peques más. Cristo ha venido a salvar, por eso, quiere salvar a la mujer pecadora, no tanto de las piedras cuanto de ella misma. Porque el pecado, que destruye al hombre, debe ser destruido desde el interior del mismo hombre. Las leyes y y estructuras de una sociedad carecen de sentido si no intentan sal- 198

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