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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA existencia y que se compendian en la pregunta radical: ¿qué sen– tido tiene mi vida? También Jesús se hizo la pregunta: ¿Cuál es el sentido de mi existencia? En el relato alegórico que nos presenta el evangelio de este día se describe el drama interior de Jesús, su lucha interior por ser fiel a la misión encomendada por el Padre. Una vivencia intima de Jesús se escenifica de modo catequético y pedagógico. Aparece el símbolo del mal y le propone la realiza– ción de tres milagros que halagan su orgullo de pretendido Mesías: tentación de consumo, de poder y de idolatría. Todo muy actual y provocador; pero Jesús rechaza las propuestas con tres frases que definen la naturaleza de su misión salvadora: "No de sólo pan vive el hombre; adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él darás culto; no tentarás al Señor, tu Dios". Cristo sale victorioso de la prueba, nosotros, en cambio, hemos sucumbido a las tres ten– taciones que corrompen la vida del hombre de todos los tiempos: Tentación de consumo: las inteligencias y los brazos, las máqui– nas, en un esfuerzo solidario, han multiplicado los bienes de la tie– rra, Pero el hombre sigue tan profundamente insatisfecho como hace dos mil años, porque ha olvidado que son también necesarias para vivir las luminosas palabras que salen de los labios de Dios. Tentación de poder. Es quizás la prueba más dura para el hombre. ¡Cómo cuesta decir "no" cuando todo se nos ofrece tan fácil– mente!; basta claudicar y postrarse ante los dioses modernos que tienen forma de becerro de oro. Jesús rechaza toda autoridad tirá– nica, y proclama el nuevo culto del servicio fraterno, de la solida– ridad, de las manos unidas para ayudar al necesitado. Tentación de idolatría: la última tentación, localizada en Jerusalén, sugiere a Jesús que tiente a Dios, que le exija que se ponga al servicio de su voluntad, liberándolo de la Cruz. Pero Jesús no sucumbe a la pro– puesta del tentador, a pesar de que en aquella hora cruenta y deci– siva no habrá ángeles que alivien el dolor, ni mano misteriosa que lo libre de los clavos. ¿Y nosotros? Nosotros preferimos seguir 193